La música de Sevilla “hace aguas”
La música en Sevilla no atraviesa por un buen momento. Así mientras la ROOS pasa por enormes dificultades para sostenerse y el Festival Turina ha dejado de celebrarse por falta de apoyos tenemos que lamentar el cierre ¿temporal? de la sala de conciertos del antiguo teatro Álvarez Quintero, precisamente llamada también Sala Turina. Todo un catálogo de malas noticias para los aficionados a la música de nuestra ciudad.
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, tras celebrar su exitoso concierto conmemorativo de su 25 aniversario se han tenido que instalar en la Plaza Nueva a realizar audiciones populares buscando el apoyo de los ciudadanos a su precaria situación, aún más agravada tras la decisión del Consejo de reducir el salario de los músicos en un 15%.
Este conflicto tiene su origen en la dependencia que tiene la orquesta con el Teatro de la Maestranza y a los permanentes incumplimiento de la Junta de Andalucía coparticipe en el 50% con el Ayuntamiento de Sevilla en la titularidad de la misma. El problema, especialmente con la Junta de Andalucía no es sólo que reduzca sus aportaciones al buque insignia de la cultura sevillana, sino que además las entrega con varios meses de retraso sobre el plazo previsto, con lo cual deja al Maestranza sin liquidez durante una temporada. Luego cuando llega la asfixia económica aparece como salvadora de la situación. Lo que no deja de ser patético. Tanto Zoido como Espadas han cumplido con el esfuerzo del Ayuntamiento, el popular con fuertes críticas a la actitud de la Junta mientras el socialista, como es natural, guardando un respetuoso silencio.
Por otro lado está el tema de la dependencia de la orquesta a la gestión del teatro El pulso con el Teatro de la Maestranza es constante desde hace años. La cohabitación de las dos entidades es difícil por la falta de un convenio regulado y equitativo Así resulta que el Teatro esté vacío al 80% y lo llena la ROSS con su programación, pero al estar como “inquilino”, cuando el Maestranza lo necesita y llegan las “buenas fechas” en la temporada de conciertos les desaloja para cumplir la suya, o hacen intercambios del tipo “vienes gratis y a cambio tú tocas gratis”.
En fin muchos problemas que convendría que alguien tomará cartas en el asunto y le diera las soluciones oportunas para no llegar a situaciones que podrían ser escandalosas para nuestra solvencia cultural.
El mes no ha traído también la decisión del Festival Internacional de Música de Cámara Joaquín Turina, de que no habrá próxima edición de un festival bianual, con una década de historia en Sevilla, y cuya próxima edición estaba anunciada para el próximo año coincidiendo con el 135 aniversario del nacimiento del compositor sevillano. Palko explicaba hace unos meses que no tenía ninguna ayuda económica confirmada y "sin dinero no habrá festival". Estamos ante la crónica de otra muerte anunciada, la última edición del Festival salió adelante con un esfuerzo de voluntariado encomiable pero la falta de apoyos institucionales ha terminado de momento con la ilusión de un buen puñado de aficionados que han llegado a convertir el Festival e uno de los mejores eventos de música celebrados en nuestro país.
Y si nos faltaba algo para completar el cuadro llega la noticia de que el viejo Teatro Álvarez Quintero está cerrado y sin actividad desde la finalización en el mes de marzo de Femás. Una tubería se rompió y anegó toda la planta sótano, razón por la que el Ayuntamiento decidió clausurar el teatro para iniciar unas obras que siguen en el aire. De hecho en el gobierno municipal nadie niega que la explotación de este espacio es un problema porque el Ayuntamiento no puede contratar personal y tampoco tiene presupuesto para afrontar su programación.
Tras su entrega a la titularidad del Ayuntamiento cuando Cajasol renuncia a la cesión de uso de este espacio cultural, el gobierno del PP decidió utilizarlo como sede de los pequeños festivales de la ciudad —Femás, el Festival de la Guitarra o el de Música de Cámara Joaquín Turina— y de la Orquesta Barroca. Ahora la incertidumbre sobre su futuro crece y los certámenes que tienen su sede allí han comenzado ya a dar muestras de preocupación, ya que no pueden diseñar su programación sin tener la garantía de que el teatro se reabrirá.
Así señores, doblan las campanas por la música en Sevilla.
